Noche de domingo josefino


El camino de regreso siempre más rápido.
Expedito.

La lluvia de las 2pm fue bienvenida.
La tarde de domingo cae bien al sueño.

Ahora San José se llena de una bruma de agua llovida.

El silencio entra como apagón de verano.
Sin que nadie lo espere, en el momento menos indicado.

Caminar a oscuras por las calles vacías da frío en el alma.
Dos tambores cardíacos suenan en el oído y marcan el paso.

Mayo del abejón pasajero, del que se extingue entre cemento.

Lluvia pedida a la Virgen y al Dios trueno.

Conjuro de país olvidado por la historia mientras hace historia.

Y sueño de joven que sueña el suspiro del pueblo,
con la mano del señor Tiempo y la señora Esperanza.

Domingo josefino, entre la soledad de autopista
y el silencio del Parque de la Paz.

6-mayo-2007

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