El abominable hombre del tiempo


El abominable hombre del tiempo
ese que desnuda tus huesos en recuerdos.
Se enreda en mi mano derecha y toma el lapicero.
Abraza tu pequeño cuerpo y lo lanza,
como una bala perdida en la noche.

El tiempo de los recuerdos que pueblan
todo sitio común, sitios que el
mismo ser abominable hizo demasiados
como para fácilmente evitarlos.

Ahora mismo en la lejana Bijagua
entre grillos, lunas y charlas.
Estás aquí junto al silencio
de la diminuta habitación cerrada.
Donde una mañana huimos de nuestros miedos.

En la paz de la oscuridad,
caminan mis fantasmas.
Sobre una pequeña libreta prestada
esbozo mi plegaria, a un Dios
que solo vos conocés.

18-julio-2008

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