La víspera….



A las puertas del triunfo, en ese minuto final en que todos deben concentrarse,
respirar despacio, observar cada movimiento del contrincante, preverlo.
Cuando las fuerza merman y la vista se nubla, duele el cuerpo, los pies
parecen de cemento y el sudor adhiere a la piel la camiseta.

Faltan segundos para acabar el juego, la contienda, el torneo.
Y se hace imposible no pensar en las derrotas sufridas, los momentos
de desesperación, y desear que el tiempo pase, se acabe.
Es probable que al escuchar el silbato, la conclusión; me domine
un inconsolable deseo de llorar y deje mi cuerpo a la deriva en sus manos.

Igualmente sé que solo me encontrará el final de la obra.
Hace mucho sé que cuando se gana es cuando más solo me encuentro.
Vos ya no tenés nombre, ni cabida, no existís.

Una tarde más, un noviembre más, espero el inicio de clase
entre el frío de San Pedro, el sueño acumulado y los años
que me han distanciado tanto de mis compañeros y aquellos
con quien comparto aula.

El tren deja atrás un silbato,
el sol toca las copas de unos altos eucaliptos llenando de dorado
sus verdes y grises hojas.

El tren sigue pidiendo espacio
sigue silbando advertencias y recordándome como lo viejo
puede de pronto ser tan nuevo sin necesidad de mayores cambios.

¿Es acaso ahora cuando todo empieza?

19-11-2009
Facultad de Derecho

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